EL SEGUNDO PLATO

EL SEGUNDO PLATO
Se conocieron como quien no quiere la cosa, tomaron confianza e intimaron, y cuando se dieron cuenta no podían pasar el uno sin el otro.
Ella estaba soltera , sin compromiso y sin vínculos, y él estaba casado y con hijos.
A ella muchos la consideraban un tesoro valioso, bella, simpática, culta, inteligente, y pocos decían algo malo de ella; a él, en cambio muchos lo consideraban un pedante y un soberbio, otros resaltaban buenas cualidades, aunque eran mas los que no lo veían como trigo limpio.
Seguían su relación y se dejaban llevar por la inercia, se querían pero más que cariño era deseo, y sed de pasión.
El engañaba a otra y ella consentía ser su segunda.
Pensaron que se les pasaría, ella sabía que su mujer era otra y que ella solo era..., su entretenimiento, su diversión...Pero él le dijo que la quería, y que no podía pasar sin ella. Y así siguió pasando el tiempo.
Ella, pese a sus cualidades y su inteligencia emocional, se dejaba llevar por...la inercia, y le podía la pasión y el deseo, que parecían eclipsarlo todo.
Ella con discreción y él tapando la relación a base de mentiras.
Y, ambos, seguían su relación furtiva y oculta.
Pero el tiempo hacía saltar la evidencia, y cuanto mas tiempo pasaba más difícil se hacía, y ambos eran conscientes de que debían de tomar una determinación.
Cuando ella le planteaba la situación él decía que la quería .... Y volvían a amarse con ansia y con pasión. Hasta que un día le dijo que ella era un premio, no una diversión y que no estaba dispuesta a ser su segundo plato. Que si su mujer y sus hijos eran su vida debían de dejar de verse. Entonces él le prometió romper con todo, romper con su mujer y romper con su vida. Le dijo que estaba dispuesto a todo por ella.
Pero el tiempo pasaba, a él le faltaba valor para plantear la verdad y romper con todo; y a ella le faltaba firmeza para dejarlo y no verlo más. El seguía prometiendo lo mismo y seguía dando largas. Hasta que la evidencia saltó, las mentiras cayeron en su recorrido corto, y la bomba estalló. No le hizo falta dejarse a su mujer, fue su mujer quien lo dejó, pero tampoco consiguió su segundo plato, entonces ella ya había volado, había desaparecido desesperada de largas y de mentiras.
Desapareció en la indignación, el disgusto, y la amargura.
Descubrió que había estado engañando a las dos, y que no tenía primer y segundo plato, sino que además tenía postre. Que es cierto que quería estar con ella, pero teniendo a otra con la igualmente engañar. La mentira tiene un recorrido que antes o después acaba por salir, la media verdad se convierte en media mentira, y la media mentira en media verdad. La verdad tiene su premio pero la mentira tiene su castigo. Se quedó sin primero, sin segundo y sin postre. Y tuvo que tomar café amargo y sin azucar. La soledad le castigó. No supo valorar su premio. Se dio cuenta de que se había enamorado de ella pero que a su vez quería su mujer, era su vida, pero lo perdió todo, y no escarmentó.
Jugando a dos bandas se agotó, y al jugar a tres perdió todo el juego.
El engaño y la mentira que eran sus cómplices se convirtieron en sus enemigos.
Jacinto Benavente dijo que bien
es sabido que las mujeres aman, por lo regular, a quienes menos lo merecen, y
que prefieren hacer limosnas a dar premios.
Cuento de Juan Gil Palao, integrado en el libro "MUCHO MÁS QUE UN SUEÑO"
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