EL HOMBRE DE VISION ESTRECHA Y RAZON ESCASA

EL HOMBRE DE VISIÓN ESTRECHA Y RAZÓN ESCASA

Era un hombre de visión estrecha, falta de conocimiento y razón escasa. Que vivía dominado por sus fobias y sus manías. Se exaltaba ante cualquier comentario y cualquier contrariedad. Hablaba rabiando. Y parecía enfadado con el mundo.

Hablaba sin saber, condenaba sin juzgar, se oponía sin pensar, andaba sin mirar, oía sin escuchar y no era capaz de reflexionar.

Votaba por votar, a quien votó siempre, sin ningún análisis ni ninguna reflexión. Y maldecía al adversario, también sin análisis ni reflexión.

Había personajes a los que no podía ni ver ni oír nombrar. Políticos, periodistas, actores o directores de cine que sólo con verlos en televisión se cabreaba y los insultaba. Se cabreaba al ver las noticias o interpretarlas a su manera. Y se informaba en la gaceta oral de los parroquianos de los bares, nutriéndose de lo que decían arreglando los problemas y el mundo a base de golpes de vaso en la barra.

Decía que leía, pero no eran más que los bulos que circulaban en las redes.

Creía que gritando mucho llevaba razón.

Se exaltaba, se encendía, enrojecía, montaba en cólera, discutía por doquier, y no se daba cuenta de su perjuicio.

Unos le daban sistemáticamente la razón, o le seguían la corriente, o callaban por no discutir, guardando su opinión para cuando este estuviera ausente.

Otros no podían callar, y lo único que conseguían era encolerizarlo más.

Hasta que sin darse cuenta se vio solo. Sin acertar a pensar por qué.