PASÓ LA VIDA

Pasaba todo el año esperando y anhelando el verano, y cuando llegaba se pasaba y volvía el otoño, y el invierno. Pasaba toda la semana esperando el viernes, y cuando llegaba, rápidamente volvía el lunes. Anhelaba algo que nunca llegaba y no sabía qué. Y esperando el día, el momento, el mes o la estación deseada, se olvidaba de vivir el día a día, de disfrutar de cada día y de cada momento. Siempre reservaba la ocasión para otro día. Siempre dejaba para mañana lo que pudiera hacer hoy. Guardaba para lo que pudiera pasar, y no pasaba nada, sino la vida. Ahorró y ahorró, anheló la jubilación, y cuando esta llegó ya no tuvo fuerzas ni vitalidad para disfrutarla, se le echó la vejez encima, y la enfermedad, y le llegó la muerte. Anhelaba viajar, pero apenas viajó, anhelaba disfrutar algo futuro que nunca llegó. Esperaba algo. Y pasó la vida.

Dejó pasar muchos trenes, y cuando se montó en uno pasó sin bajarse en muchas estaciones. Dejó pasar oportunidades, opciones, momentos, y se sumió en la rutina.

Quiso volar pero no se atrevió, quiso amar pero nunca aprendió, quiso sentir algo y nunca supo el qué. Y dejó pasar los momentos, las opciones, las oportunidades...y la vida.

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